Mientras nos aprestamos a disfrutar de la Copa Oro luego de disfrutar la gran final de la Champions League, donde nos deleitamos con el juego de Lionel Messi y estuvimos a la expectativa de nuestro “Chicharito” Hernández, el mundo futbolístico internacional se ha convertido en un huracán de escándalos que manchan un deporte tan hermoso, que cada día se convierte más y más en sólo una mina de oro para los de pantalones largos.
El suizo Joseph Blatter fue reelecto por cuatro años más en su puesto de presidente de la FIFA, no sin antes haber pasado una semanita muy intensa llena de dimes y diretes, donde las tranzas de muchos dirigentes fueron expuestas, incluyendo las del propio Blatter.
Gran parte de polémica gira en torno a las acusaciones de sobornos para amañar la elección de presidente de la FIFA y la asignación de los mundiales del 2018 y 2022, que fueron otorgados a Rusia y Qatar, respectivamente.
Uno de los que salió más raspado fue el presidente de la Confederación Asiática de Futbol, Mohamed Bin Hamman, quien tuvo que renunciar hace unos días a su candidatura a la presidencia del máximo organismo del futbol mundial, debido a las acusaciones de corrupción por las que estaba siendo juzgado por el Comité de Ética de la FIFA.
El dirigente qatarí, acusó a su vez a Joseph Blatter de estar al corriente por medio de Jack Warner, presidente de la Concacaf, de los supuestos sobornos en efectivo que se hicieron a varias delegaciones caribeñas en la reunión de la región en Mayo pasado en Puerto España.
En este hecho, el Comité de Ética resolvió suspender de toda actividad futbolística a Bin Hamman y Warner, hasta que se les investigue y se les dicte un veredicto, mientras que en el caso de Blatter, decidieron absolverlo de toda culpa por no encontrar ninguna evidencia en su contra.
Por su parte, y ante la deshabilitación internacional del trinitario Warner, la Concacaf decidió removerlo de su puesto de presidente del organismo y en su lugar fue nombrado de manera interina el vicepresidente Lisle Austin, quien al asumir su nuevo cargo, destituyó inmediatamente al secretario general Chuck Blazer, quien había balconeado feo las supuestas fechorías de su amigo Warner ante Jerome Valcke, secretario general de la FIFA.
Irónicamente, y haciendo remembranza a las decisiones sui géneris que suceden en nuestra querida Femexfut, la orden de Austin fue revocada unas horas después en un comunicado de la propia Concacaf, donde informa que el presidente interino no tiene las facultades para destituir a Blazer, por lo que el directivo estadounidense sigue vivito y coleando en la Concacaf.
No cabe duda que toda esta basura empaña los eventos que están por jugarse en Junio y Julio y donde México jugará un papel protagónico: La Copa Oro en Estados Unidos y el Mundial Sub-17 a celebrarse en el país azteca.
Otro evento importante que será jugado en Julio próximo y donde los escándalos también están a todo lo que dan, es la Copa América, que será disputada en Argentina y que es organizada por la Conmebol. El presidente de dicha confederación, el paraguayo Nicolás Leoz, también está señalado junto a Warner y Ricardo Teixeira, dirigente del futbol brasileño, como responsables de “intentar sobornar” a David Triesman, ex presidente de la Federación Inglesa, a cambio de votos para la candidatura de Inglaterra al mundial de 2018, que finalmente perdió con Rusia.
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