Por Hugo Torres
Este sábado en Ciudad Universitaria se jugará una edición más del clásico Pumas-América. Una rivalidad que siempre prende chispas por la pasión que viven ambas aficiones por sus respectivos clubes.
Las porras o grupos de animación viven al máximo esta confrontación y en ocasiones suelen desbordar su adrenalina, llegando a la provocación del rival que deriva en brotes de violencia y hasta en desgracias humanas; en especial cuando este clásico es jugado ahí precisamente, en terreno felino.
El duelo estaba pactado para jugarse en el habitual horario dominical de Pumas, pero fue reprogramado para sábado para evitar que la muchedumbre coincida con las marchas capitalinas que conmemoran los tristes acontecimientos del 2 de Octubre de 1968.
En aquella fecha, el Ejercito mexicano dispersó con uso de violencia a los manifestantes del Movimiento Estudiantil del 68 en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, ocasionando la muerte de estudiantes y civiles asistentes al evento.
México inauguraría los Juegos Olímpicos en suelo azteca diez días después de la conocida como “Matanza de Tlateloco”, por lo que el presidente de la República, Gustavo Díaz Ordaz, dio ordenes a su entonces secretario de Gobernación, Luis Echeverría Álvarez, de que actuara con mano firme contra los estudiantes que habían estado manifestándose desde un par de meses antes.
El 2 de Octubre es una fecha muy sensible para pueblo mexicano, hay muchos sentimientos encontrados y un gran repudio hacia la actuación del Gobierno de esos años. Es por esto que las autoridades del Distrito Federal, inteligentemente, reprogramaron este clásico “caliente”.
Pumas llega en mejor momento que su rival ya que está colocado en la quinta posición de la tabla general con 17 puntos y viene de ganarle a Tecos en Zapopan, mientras que América marcha en el antepenúltimo lugar de la tabla con sólo 10 puntos y viene de estrenar técnico con apurado empate ante Tijuana en el Estadio Azteca.
Este es el enfrentamiento de dos filosofías totalmente diferentes. Es el duelo de cantera contra cartera. Mientras UNAM sigue sin gastar literalmente ni un solo centavo en últimos torneos, nutriéndose solamente de los jugadores que produce, las Águilas han desembolsado millones y millones dólares en contrataciones de extranjeros, que simplemente no han dado resultado.
Desde el nacimiento de los torneos cortos en 1996, por el banquillo de Pumas han pasado 12 técnicos, de los cuales dos han sido extranjeros y sólo uno de éstos foráneos jamás vistió la camisa auriazul. Por su parte, América se maneja con otra filosofía, el club de Coapa ha contratado 19 timoneles en el mismo lapso, de los cuales 13 nunca portaron la camiseta azulcrema.
En el ramo de las contrataciones extranjeras, Pumas ha tenido muy buen ojo en los torneos cortos, en contraste con la pésima elección de foráneos de América. Leandro Augusto, Ailton Da Silva, Bruno Marioni, Martín Bravo y Darío Verón son algunos ejemplos de jugadores felinos que llegaron a este país para dejar huella, mientras que por el equipo canario han pasado gente de ínfima calidad como Djalminha, Fantick, Lucas Castroman, Sebastián Saja, Luis Saritama, Sergio Berti y Daniel Bilos. Lejos están los tiempos de grandes contrataciones extranjeras que hacía “Panchito” Hernández. Futbolistas que se convirtieron en íconos americanistas como François Omam-Biyik, Norberto Outes y Carlos Reinoso, entre otros.
Con éstos contrastes ideológicos, Pumas ha sido más exitoso en torneos cortos que su rival sabatino. Los felinos han obtenido cuatro títulos por dos de las Águilas. Hugo Sánchez consiguió un bicampeonato para Pumas en el Clausura y Apertura 2004, siguiéndole “Tuca” Ferreti con uno en el Clausura 2009 y “Memo” Vázquez con el último trofeo puma en el Clausura 2011. Por su parte, América consiguió uno de la mano de Manuel Lapuente en el Invierno 2002 y el último fue de Mario Carrillo, en el lejano Clausura 2005.
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